Tengo la costumbre de correr casi todos los días del año. Aquellos en los que no lo hago suelo descansar o realizar otra actividad como nadar o rodar, sin embargo, hay dos fechas en las que correr resulta indispensable: el primer día del año y el último.
Cerrar el año corriendo representa para mí una manera de agradecer a la vida lo experimentado a lo largo de 12 meses. Suelo hacerlo en solitario o acompañado, intentando participar en alguna Carrera San Silvestre en la comunidad en donde me encuentro o de plano, si no se realiza alguna cerca del sitio, corriendo en las calles o veredas del lugar.
La carrera San Silvestre tiene historia. Está muy cerca de su cumpleaños número 100. Toma su nombre del santoral del día 31 de diciembre, día de San Silvestre, quien fue obispo de Roma en los años 314 y 315. La primera carrera San Silvestre tal como la conocemos se llevó a cabo en Brasil en 1925. A partir de esa fecha el evento fue replicándose en otros puntos del mundo, siendo España uno de los países en los que mayor número de eventos se realizan en ese día. Se corre también en distintos municipios de nuestro país, y en algunos sitios de Brasil, Colombia, Argentina, Costa Rica y muchos países más. Si bien no en todas partes la carrera lleva este nombre, es una realidad que en muchos sitios se conserva esta gran tradición de correr para despedir el año viejo.
El esfuerzo en esta competencia es una manera de festejar a la vida y valorar la capacidad (entendida como la salud física y mental) que tenemos los corredores de emprender un esfuerzo y cruzar la meta. Para los más románticos es la forma de cerrar con broche de oro el año que se fue, mientras que para los más prácticos es la forma de intentar mantener la forma física en un muy complicado mes de diciembre o de ganarse un par de cervezas más en la fiesta de fin de año.
Cerrar el año corriendo es una gran tradición entre los corredores que se fortalece año con año. Anímate a intentarlo, participando de una carrera formalmente organizada o haciéndolo por tu cuenta. Este puede ser el pretexto idóneo para iniciar una vida más saludable y no esperar hasta el primer día del año entrante para intentarlo. Será una gran manera de dar gracias y cerrar el año, tal como quieres comenzarlo.
