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Imaginemos contradecir el estilo de Poe en la ficción, Manuscrito Hallado en Una Botella; y fingir que somos el Barco y no el tripulante de la narración.
Es tan poca la nieve que cae en un contexto global; sin embargo, la marca de esta nos persigue y acusa en cada invierno, sin importar qué tan lejos o cercanos seamos a la línea del Ecuador.
La pesadilla narrada por Kafka en “La Metamorfosis” es, sin duda la mayor opresión en el sueño de muchos de nosotros.
Pregunta directa de uno de los ocupantes de la mesa, ¿todos o solo algunos podemos? Tras una pausa de pocos segundos surgieron las respuestas de uno y de otro lado, –para eso se nace, seguido a este comentario, alguien dice, –la instrucción y la academia lo pueden todo.
Entrada la adolescencia, imaginaba ser cronista deportivo e imitar a don Fernando Marcos y sus cuatro palabras; a los 13 años no tenía duda, yo sería un futbolista profesional.
Las grandes marcas han estado inmóviles y silencias. En las redes sociales como Twitter el tema de los derechos humanos, entre otros, se han posicionado en el timeline por momentos.
Cómo crear atmósferas idóneas para nuestros proyectos, ¿cómo hacemos para que nuestros activos intangibles correspondan a lo tangible de la organización?
No es extraño leer encabezados y publicidad en la que se asumen mediante un toque mágico los modos de recomponer la estructura bajo la cual algunas empresas deciden encaminarse a una u otra estrategia.
Decidir sobre del “buen cine” y el “no tan buen cine” se convirtió en ciencia exacta, sobran las academias y asociaciones que se encargan de calificar lo que se produce del llamado séptimo arte.
¿Cómo contar la historia de nuestra marca? Y, sobre todo ¿quién será el narrador? ¿Cómo elegirlo dentro de nuestra organización?