Palabras mayores – Ley de Dawani
“La cantidad de personas que dicen que la Ley de Moore no puede continuar se duplica cada 24 meses”. Incluso si no entiendes esto al principio, vale la pena un segundo para entenderlo.
La Ley de Moore, que ahora tiene casi sesenta años, describe un simple hecho de ingeniería que ha cambiado la vida de todos en el planeta. La cantidad de transistores que se pueden colocar en un chip se duplica cada dos años. Esto no parece mucho, pero si duplica incluso un número tan pequeño como 2 treinta veces, aumenta a más de mil millones.
Si el precio de una casa siguiera la Ley de Moore, podrías comprar una mansión por unos pocos centavos. La ley de Moore describe el camino tecnológico que nos brinda inteligencia artificial, teléfonos inteligentes e Internet. Y desde que describió la ley, los expertos han estado señalando que no continuará, que no puede continuar y que hemos agotado cualquier posibilidad de avanzar más.
Como la mayoría de las cosas, probablemente no durará para siempre. Pero eso no significa que esté hecho. Quizás nuestro trabajo es crear las condiciones para que las cosas mejoren, no predecir que no lo harán.
La obligación del escéptico honesto
Las objeciones son útiles. Nos oponemos reteniendo la acción o el apoyo porque cuestionamos uno o más datos. Pero la otra mitad de esto es la obligación: si los datos terminan cumpliendo con el estándar de prueba que establecimos para ellos, tenemos que cambiar de opinión y gastar tanta energía apoyando la idea como lo hicimos oponiéndonos a ella.
La paradoja de lo grande
Cuando hay mucho en juego, cuando tiene que ser un HIT, en mayúsculas, sobreinvertimos. Las grandes estrellas. La falta de riesgo creativo. El presupuesto inflado y las reuniones llenas de entrometidos. Después de todo, es grande. Nuestra insistencia en que se garantice que funcione casi asegura que no funcionará. Obligar a algo a ser grande lo hace pequeño.
Tu autobiografía
Incluso la biografía más larga tiene solo 66 horas en audio. Esto significa que el autor tiene que dejar de lado casi todo. Escribimos nuestra propia autobiografía cada día al decidir en qué enfocarnos, qué repetir y de qué preocuparnos.
La misma historia de vida se puede contar de muchas maneras, y la forma en que la contamos cambia quiénes somos y en quién nos convertimos. ¿Quién está editando tu versión?
“No soy tan inteligente”
Alguien me dijo eso el otro día y fue desgarrador. La cantidad de tareas en nuestra cultura que requieren a alguien que nació con un talento fuera de lo común es realmente pequeña.
Casi todo lo demás que necesitamos que la gente haga es el resultado del esfuerzo, la práctica y el cuidado. Es cierto que las variaciones de ese trabajo son más fáciles para algunas personas, pero a nadie le resulta sencillo.
Lo correcto es decir: “No me importa tanto”. No me importa lo suficiente leer, fallar en el camino, presentarme, hacer una promesa, aprender sobre la marcha, enfrentar el fracaso, mejorar en el trabajo.
Todo eso podría ser cierto. Pero es casi seguro que eres lo suficientemente inteligente.
Nos olvidamos de elegir
Cuando apareció la abundancia, primero en productos manufacturados, luego en información, todo parecía una simple victoria. Más de lo que queremos, gracias.
Pero, por supuesto, más de demasiadas cosas es demasiado.
Estamos saliendo de la era de la información y entrando en la era de la elección.
No solo elegir lo que consumiremos, sino en quiénes nos convertiremos. ¿Con quién nos conectaremos, guiaremos, confiaremos, honraremos, dignificaremos, aislaremos o creeremos?
Y cómo elegiremos caminar por el mundo y qué dejaremos atrás…
