Uno de los grandes maratones del planeta tuvo lugar el pasado fin de semana. Es un evento fascinante, no mi favorito, pero ha acreditado su categoría gracias a su tamaño, historia, extraordinaria organización y atractiva ruta que atraviesa los cinco condados de la ciudad. 

Saturado de corredores e incomodo por su logística que hace esperar demasiado al corredor previo al arranque, no se encuentra en mi lista de eventos preferidos. Sin embargo, mi opinión y gusto no le restan nada. El Maratón de Nueva York es noticia por donde se le vea.

Participaron en él más de 50 mil corredores que debieron enfrentarse a una temperatura cercana a los 23 grados centígrados y condiciones de humedad importantes que complicaron el evento. 

Daniel do Nascimento, corredor brasileño que lideraba la carrera, se desplomó mientras desplegaba un gran rendimiento cruzando el medio maratón con un tiempo de 1 hora 1 minuto y 22 segundos, resultado que proyectaba un tiempo final envidiable. Sin embargo, a 15 kilómetros de la meta cayó al suelo, viéndose obligado a abandonar la competencia. Afortunadamente no sufrió ninguna lesión de consecuencia pero su desvanecimiento nos sacude a todos, recordándonos la importancia de la preparación, el conocimiento de nuestro estado físico y el cumplimiento de una estrategia de carrera acorde a estos dos elementos.

El mejor corredor de la historia apareció en el evento; Eliud Kipchoge estuvo en Nueva York no para correr, sino para realizar labores de promoción. 

Los kenianos se llevaron el triunfo (no es noticia). Evans Chebet triunfó en la rama varonil con un tiempo de 2 horas 8 minutos y 41 segundos. En la femenil, Sharon Lokedi cruzó la meta en primer lugar deteniendo su cronómetro en 2 horas 23 minutos y 23 segundos. 

Por primera vez se premió la categoría no binaria, donde corredores que se autodenominan así, pudieron inscribirse y obtuvieron un premio económico, tal como sucede con las demás. Disposición que respeto pero con la que no estoy de acuerdo. Esta categoría agrupó a 59 personas, siendo Jake Caswell (biologicamente hombre) ganador con un tiempo de 2 horas y 45 minutos. 

El Maratón de Nueva York no pierde su tradición y cierra exitosamente una edición más.